Planifica tu historia, pero no demasiado (I)
"Si no sabes a donde vas, nunca llegarás allí", así se podría justificar en pocas palabras porque planificar una novela es importante. La tentación de ponerse a escribir cuando tienes una nueva idea es grande, funciona al principio, pero en la mayoría de los casos termina llevando a la historia a un punto en el que no sabemos como continuar. Como no sabemos donde queríamos llegar, no sabemos que camino tomar. La coherencia también se verá comprometida, aumentan las posibilidades de cometer errores en la trama, en los personajes, lo típico que puede arruinar una buena historia. Todo eso se puede minimizar con una planificación básica. Uno de los métodos más sencillos es el modelo copo de nieve. El primer paso es definir la historia en una única frase, luego en un párrafo, luego en una página. Después se desarrollan los personajes y se detallan sus biografías y sus arcos de evolución. El siguiente paso es extender el resumen hasta cuatro páginas. El método propone definir la historia con tres tragedias y un final. Así que cada página debe finalizar en una tragedia, y la cuarta, en el final. Después se pueden refinar los personajes y continuar extendiendo la trama de la historia.